Más de dos meses después de que Hamás atacara a Israel, el grupo extremista liberó a 110 personas que había hecho prisioneras el 7 de octubre, incluidos 86 ciudadanos israelíes y 24 extranjeros. Entre los liberados se encontraba Jimmy Pacheko, de Filipinas, quien compartió su desgarradora experiencia.
Un granjero llamado Jimmy dijo que estaba enviando mensajes de texto a su esposa cuando escuchó un disparo en la casa de al lado. En el mensaje de texto decía que tenía que cuidar a los niños. Los extremistas invadieron, mataron y capturaron a un anciano que trabajaba con ellos.
«Cuando me sacaron de la casa, no esperaba una disculpa, porque fui testigo del brutal asesinato de mi empleador», admitió Jimmy a CBN News.
Cuando los terroristas lo interrogaron, le dispararon varias veces cerca del oído hasta que se quedaron sin municiones, provocando un fuerte zumbido en sus oídos, pero sin causarle daño.
Después de 50 días en cautiverio, Jimmy y los demás rehenes enfrentaron condiciones peligrosas y suministros insuficientes. En su desesperación, llegó a hidratarse con papel húmedo y comer su propio excremento.
“Rogué a Dios para regresar con mis hijos. Le pedí: ‘Por favor, déjame vivir, incluso si debo quedarme aquí 10 años’”, compartió Jimmy, quien tras su liberación expresó su gratitud al Señor.
“Cuando salí del túnel y vi el sol por primera vez, simplemente me arrodillé y agradecí al Señor porque volví a ver el sol y respiré aire fresco”, testificó. A pesar de la tortuosa experiencia, Jimmy planea quedarse en Israel para trabajar y apoyar a su familia.
“Mi fuerza vino del Señor. Ahora soy más fuerte en muchos sentidos. Quiero quedarme aquí y seguir trabajando para apoyar a mi familia”, concluyó agradecido.