El papa Francisco pidió el lunes una prohibición universal a la “deplorable” práctica de la gestación subrogada, e incluyó la “comercialización” del embarazo en un discurso anual que enumera las amenazas para la paz global y la dignidad humana.
En un discurso sobre política exterior a los embajadores acreditados ante la Santa Sede, Francisco lamentó que 2024 haya comenzado en un momento histórico en el que la paz se ve “más amenazada, debilitada y en parte perdida”.
El Papa se refirió a la guerra de Rusia en Ucrania, la guerra entre Israel y Hamas, las crisis climática y migratoria, y la producción “inmoral” de armas nucleares y convencionales, en una larga lista de males que afectan a la humanidad y crecientes violaciones del derecho humanitario internacional que los hacen posibles.
Pero también mencionó cuestiones de menor escala que describió como amenazas para la paz y la dignidad humana, incluida la gestación subrogada. Dijo que la vida del “no nacido” debe protegerse y no ser “suprimida ni convertida en un producto comercial”.
Nueva York criminalizaba esta práctica y desde 2021 permite que una mujer pueda alquilar su vientre para gestar el hijo de una persona o pareja con la que no tiene relación biológica a cambio de una compensación.
“Considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”, afirmó.
El pontífice dijo que “un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato” e instó a la comunidad internacional a “prohibir universalmente esta práctica”.
Francisco ha expresado antes la oposición de la Iglesia católica a lo que ha descrito como “úteros de alquiler” y algunos países ya prohíben esa práctica, como España e Italia. Al mismo tiempo, sin embargo, la doctrina oficial del Vaticano ha dejado claro que los padres homosexuales que recurren a la gestación subrogada pueden bautizar a sus hijos.