Mirjam Kovac, de 62 años, y Gloria Branciani, de 60, acusaron el pasado miércoles públicamente al sacerdote Marko Ivan Rupnik de cometer abusos sexuales.
Rupnik es un destacado sacerdote y artista jesuita. Los mosaicos de Rupnik decoran iglesias y basílicas en todo el mundo, incluido el santuario en Lourdes, Francia, según información de Los Angeles Times.
Las denunciantes relataron los años de abuso psicológico, espiritual y sexual que supuestamente decenas de monjas sufrieron por el sacerdote.
Las mujeres denunciaron al sacerdote a principios de los años 90, pero supuestamente fueron ignoradas.
Gloria Branciani le exigió transparencia al Vaticano en la investigación de los casos de abusos del cura. Kovac manifestó que el cura abusó de al menos 41 monjas en la comunidad de Loyola, en Eslovenia.
La mujer explicó que el sacerdote se aprovechó de la obediencia que las monjas tenían con las personas que los guiaban. Por su parte, Branciani dijo que Rupnik era excepcionalmente bueno manipulando a las personas que lo rodeaban, así lo informó Religión Confidencial.
Branciani señaló que el cura le dijo que ella era especial y que tenía vocación de mística.
La mujer dijo que el cura hacía una misa privada con ella y luego se acercaba para darle un abrazo y un beso.
“Me explicó que me besaba con la pasión con la que besaba el altar durante la Eucaristía. Esos abrazos y besos poco a poco se fueron haciendo más intensos. Yo estaba desorientada, pero creí que el contacto físico conduciría al crecimiento espiritual”.
Branciani contó que llegó al punto de hacerse dependiente de la aprobación de Rupnik, y la manipulaba con el argumento de que si no la obedecía estaba traicionando a Dios.
Entre los abusos contó que él la manoseó, la manipuló y fue agresivo con ella. También indicó que perdió su virginidad con él.
Además, dijo que cuando ella le manifestaba que los acercamientos sexuales eran un error, él la manipulaba diciéndole que ella tenía problemas para disfrutar de una sexualidad saludable.
La mujer comentó de otro episodio donde después de hacer sus votos perpetuos, dijo que Rupnik se le acercó para proponerle tener un trío con otra hermana a imitación de la Santísima Trinidad: “Dios como padre, Hijo y Espíritu Santo”.
También dijo que en múltiples oportunidades le hacía invitaciones a ver películas pornográficas.
Después de sufrir ataques de pánico y sentirse confundida y desorientada, Branciani dijo que trató de comunicar sus preocupaciones a Hosta, el superior general, pero fue ignorada, por lo que finalmente abandonó la Comunidad de Loyola en 1994.