Chen Goldstein-Almog, sus hijos Agam, Tal y Gal, fueron liberados del cautiverio de Hamás hace más de tres meses.
Su esposo, su padre, su hija y hermana mayor, fueron asesinados durante el ataque del 7 de octubre.
En una entrevista con Ynet, Chen compartió la petición que recibió de las mujeres que dejó atrás antes de abandonar la Franja de Gaza con sus hijos.
“Las niñas que dejamos atrás nos pidieron que lucháramos por ellas, que no las olvidáramos, que asistiéramos a las protestas, que hiciéramos todo lo posible por ellas y que sus voces fueran escuchadas. Necesitamos hacer todo lo posible para que todas las cautivas sean aquí”.
Chen enfatizó que debe haber otro acuerdo para liberar a los rehenes. “Esto es algo que debe suceder lo antes posible. La situación allí es insoportable, con circunstancias cotidianas que ponen en peligro la vida. Cada día que pasa es una pesadilla. No sé cómo es la situación para las personas con las que estábamos. Es necesario liberarlos y hacer todo lo posible para garantizar su regreso a sus familias y hogares”, afirmó.
“Para mí es fundamental que se dé máxima prioridad a los rehenes que aún están allí, que comprendan el peligro diario y la guerra en curso. Preferiría oír menos sobre si el precio es demasiado alto o demasiado bajo, o si es razonable o no. Porque lo que está sucediendo en Gaza, ¿es razonable? ¿Irrazonable? ¿La gente de allí debe pagar un precio? Se debe hacer todo lo posible para asegurar su liberación, permitiéndoles reunirse con sus familias”, dijo a Ynet.
Chen y sus tres hijos fueron liberados por terroristas de Hamás, 51 días después de haber sido secuestrados en el kibutz Kfar Aza. Actualmente, viven en un hotel y todavía no saben qué les deparará el futuro. “Visitamos el kibutz de vez en cuando, para llevarnos cosas de casa o para conocer gente allí”, dijo.