Ad Verheul de Holanda, dedicó años de su vida a orar fervientemente por la conversión de su amigo más cercano, cuyo nombre no se mencionó. A pesar de los obstáculos que encontró en el camino, Ad perseveró en su fe y no cesó en sus oraciones hasta que finalmente su amigo se entregó a Jesucristo.
En una entrevista con Revive, Ad compartió que su amigo siempre había escuchado el mensaje de salvación, pero se resistía a aceptar a Cristo como su Señor y Salvador.
A pesar de ello, hubo momentos significativos en los que su amigo mostró signos de apertura espiritual, como cuando decidió deshacerse de sus estatuas de Buda siguiendo el consejo de Ad, o cuando recibió una curación milagrosa en su espalda tras la intercesión de su amigo en oración.
Aunque estos acontecimientos fueron señales de esperanza, el corazón de su amigo seguía sin abrirse completamente al evangelio.
No obstante, Ad persistió en compartir el amor de Dios con él, confiando en que la voluntad divina se manifestaría en el momento adecuado. “Le dimos una Biblia y le hablamos de Jesús. Pero todavía no aceptó a Jesús. Hasta que Dios le dijo a mi esposa: ‘Déjamelo a mí’”, relató Ad.
El hombre continuó orando por su amigo con la confianza de que Dios iba a actuar a favor en un día en el que su amigo le confesó que se sentía solo y deprimido. “Jesús es tu sanador y libertador. Ven a nuestra iglesia local”, le respondió el amigo con la negativa del otro, sin decirle que igual asistiría.
Luego de negarse en innumerables oportunidades, el joven experimentó un profundo impacto por el mensaje del Evangelio y decidió aceptar a Jesús en su vida. Ese mismo día, también recibió el bautismo.
En una Europa que ha perdido su tradición cristiana, se están produciendo numerosas conversiones, sanaciones y actividades evangelistas en el país. Diversas iglesias y organizaciones están fomentando la predicación en las calles en distintas regiones de los Países Bajos, obteniendo numerosos resultados positivos para la expansión del Reino de Dios.