Fisicoculturista adicto a los esteroides, testifica Caminé con el diablo, ahora sirvo al Señor
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Durante la década de los 90, Ian McDowall alcanzó el estrellato en el mundo del culturismo, apareciendo en revistas y ganando concursos. Sin embargo, su éxito se vio empañado por los efectos devastadores de los esteroides, los cuales, admitió, destruyeron su vida.

Entre sus 18 y 24 años, Ian trabajó como portero en clubes nocturnos de Londres, donde fue testigo de violencia y abuso de sustancias. Esa experiencia lo dejó marcado: “Perdí la capacidad de amar, mi corazón se llenó de ira y odio. Una noche echamos a un tipo del bar y volvió disparando. Mi amigo recibió un disparo. Una bala le alcanzó en el corazón. Murió esa noche frente a nosotros”, recordó.

Tras sufrir este trauma, Ian empezó a experimentar ataques de ansiedad. Se acostaba con un cuchillo bajo la almohada y tenía recurrentes pesadillas sobre la muerte de su amigo.

Una noche, después de discutir mientras conducía, pensó en su estilo de vida y elevó una oración al cielo. “Jesús, si eres real, ¿puedes perdonar y cambiar a alguien como yo?”.

“En ese momento sentí el amor de Dios. Sentí que mi corazón se rompía y sentí que estaba siendo abrazado por un Padre que me amaba por primera vez. Me convertí al cristianismo esa noche. Me senté y lloré, mirando la sangre en mi camisa, dije: ‘Jesús, perdóname, cámbiame’. Nunca volví a ser la misma persona”, agregó.

Sus angustias, episodios paranoicos y ansiedad disminuyeron conforme fue asistiendo a la iglesia y haciendo estudios bíblicos para transformarse en una persona con un corazón renovado. “Sentí que la paranoia, el miedo, la ira y el odio abandonaban mi corazón y desaparecían”, expresó.

Actualmente, Ian está casado, tiene dos hijos y cuatro nietos, además de ser fundador de Tough Talk, una institución cristiana dedicada a compartir el Evangelio, compuesta por hombres cuya vida ha sido transformada por Dios.

“Si Dios me restauró y cambió mi forma de vivir, puede hacerle eso a cualquiera. Voy a viajar contando a la gente mi historia y la de Jesús. Hago esto porque creo que Cristo está vivo y mi corazón ha cambiado”, declaró.

“He estado con el diablo suficiente tiempo. Ahora serviré al Señor. Contamos nuestras historias, los testimonios de que Jesús vino a nuestras vidas. He seguido a Jesús durante más de 27 años y si no fuera por mi fe en Él, estaría muerto”, concluyó.

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