Un ex satanista declaró que se entregó a Jesucristo al ser tocado a través de la lectura de la Biblia, mientras estaba en prisión.
Después de ser arrestado y sentenciado a 25 años de cárcel, el hombre pensó que podía encontrar ayuda en el Diablo para conseguir su liberación.
Mientras estuvo en la cárcel, sus noches estuvieron acompañadas solo por su biblia, situación que le hizo entrar en conflicto, porque la misma lo confrontaba sobre a quién servir y creer, si a Dios o a Satanás.
“En mis primeras noches en prisión no había televisión; en su lugar había una Biblia. Entonces, como satanista, mi primera reacción fue tomar esa Biblia y dibujar un signo satánico en la primera página”, compartió.
“Aunque me quitaron todos mis poderes, pensé que si todavía adoraba al enemigo, él me sacaría de allí”, añadió.
Con el pasar del tiempo, aquel hombre reconoció que se había equivocado y empezó a estudiar la Palabra.
“Creo que Dios me estaba tomando suavemente de las orejas, llevándome a un cuarto y diciendo: Mira, necesitamos tener una pequeña charla”, recordó.
Luego de pasar tres noches leyendo la Biblia, el hombre se sintió acosado y perturbado por voces malignas que le decían que no había salida de la prisión. Atemorizado por el hecho de pasar 25 años en prisión, se arrodilló y pidió a Dios que le ayudara.
“Jesús, si eres real, te daré una oportunidad”, exclamó. “Y así fue como fui salvo. Nadie vino y habló conmigo. Era solo una Biblia dejada en mi celda”, agregó.
Oró de la siguiente manera en su última noche en prisión: “Dios, has sido tan bondadoso conmigo. Me protegiste todo el tiempo. ¿Cómo puedo honrarte? Y el Señor respondió: Sólo ora y háblame como lo haces todos los días y lee Mi Palabra”.
Una de sus hijas compartió la experiencia del cambio de su padre, que después de entrar en prisión optó por una Biblia sin darse cuenta. El hombre leyó la palabra durante dos semanas, se arrepintió y fue bautizado.
“Recuerdo que me llamó (tenía 9 años) y me contó lo que había pasado. Dijo que viviríamos de manera diferente cuando fuera liberado. Y lo hicimos. Jesús transformó nuestras vidas. Me siento bendecido y honrado por esta herencia en Cristo, para mí, para mi hijo y para las generaciones que vendrán antes de su regreso”, concluyó.
