Desde joven, Dayana Mendoza, ex Miss Universo, vivió una situación difícil en la cual sus padres no la podían ayudar económicamente para sus estudios universitarios, ella siempre se preguntaba «¿cuál sería el propósito para mi vida?».
Debido a su gran belleza empezó a trabajar en el mundo de la moda a sus 12 años y ya a los 15 era una modelo internacional, trabajando para compañías en Europa y los Estados Unidos.
«Utilice el modelaje como un medio, una herramienta, para ahorrar los fondos que necesitaba para poder estudiar».
Con el pasar del tiempo, Dayana tomó la decisión de alejarse del mundo del modelaje, ya que no era lo que ella quería, no era lo que realmente anhelaba.
«Cuando yo quise salir del modelaje, yo dije, ‘Ya esto no es para mí, de verdad que me entregué mucho a la depresión, no quiero seguir haciendo esto, no quiero vivir en este mundo frívolo, banal, este no es mi talento, quiero crecer ya’. Tomé la decisión de alejarme del mundo del modelaje. Mi manager me dice, ‘Dayana, prueba el Miss Venezuela, quién sabe, quizás ganas. Como ya estaba empezando a cerrar el ciclo de la moda’, dije ‘Vamos a hacerlo completo y ver que pasa, porque ya yo quería estudiar'».
Luego de un tiempo de preparación, consiguió ganar el Miss Venezuela en 2007, aunque no fue lo único, ya que en 2008 ganó el Miss Universo.
Debido a que no era un plan en su vida, ni su sueño era ser famosa, no sabía qué hacer con todo eso y ahora quería estudiar.
«Ya dentro de mí estaba buscando mi talento, quería conseguir mi don, para que es lo que yo soy buena, que definitivamente no era posar a la cámara».
«Yo siempre tuve inquietud espiritual desde muy chiquita, iba a cualquier templo, iba a cartas de tarot y como que ya me canse, me agote y le dije al señor que tomara el control» dijo, y expresó que se rindió ante Dios.
Una amiga de Dayana, quien la invitaba a la iglesia, y a la cual la modelo siempre rechazaba, fue quien la llevo a su primer servicio.
«Cuando fui por primera vez sentí que Dios me estaba hablando, ya que todas mis preguntas me las contesto en ese momento a través del pastor, empecé a sentir una paz increíble, y lo que antes me angustiaba ya no me afectaba», testificó.
«Mi vida cambió totalmente, no es que los problemas de la vida se van, solo que ahora Cristo estaba en mi vida y Él llevaba la carga, estoy en New Jersey, estoy estudiando y por fin ya me voy a graduar, fue en Cristo que encontré mi propósito», concluyó.