Los extremistas musulmanes han llevado a cabo un verdadero acto de guerra religiosa contra los cristianos paquistaníes al destruir más de 20 iglesias y numerosos hogares.
Los seguidores de Jesús demostraron perseverancia el pasado domingo 20 de agosto al realizar servicios en medio de las ruinas de los templos.
Un rumor de blasfemia contra la fe islámica que se propagó entre los musulmanes paquistaníes de la provincia de Punjab, desató una situación que estaba al borde del descontento social. Estas acusaciones llevaron a la detención de dos hermanos cristianos.
Una turba causó estragos en la localidad de Jaranwala el miércoles 16 de agosto. Hubo más de 80 casas y 21 iglesias completamente destruidas como resultado de esta rebelión, que duró varias horas, según informes de la prensa internacional.
Vecinos y líderes locales afirmaron que una turba que portaba diversas armas irrumpió en su barrio, sin la ayuda de la policía ni de las autoridades administrativas presentes durante más de diez horas. La policía disputó esto y afirmó que evitó un escenario peor.
Uno de los cristianos heridos por la manifestación terrorista de la horda musulmana, Yassir Bhatti, de 31 años, alegó: “Rompieron ventanas y puertas y se llevaron refrigeradores, sofás, sillas y otros enseres domésticos para quemarlos”.
Cerca de 160 personas fueron detenidas por la Policía de Pakistán por su participación en actos terroristas, según información de The Christian Post.
La mayoría de las casas pertenecían a trabajadores manuales, que ahora residen en escuelas o son alojadas por familiares, pero el gobierno provincial prometió reconstruirlas.
Samson Salamat dijo que aunque se reconstruirían las casas y los edificios, sería difícil para los jóvenes recuperarse de su trauma. Además, el gobierno provincial proporcionará a cada familia una compensación por un total de 2 millones de rupias, o $6.750 dólares.
El 20 de agosto, los cristianos del pueblo de Jaranwala se reunieron junto a las ruinas de la Iglesia del Ejército de Salvación para dar gracias a Dios, mientras la población y el gobierno trabajaban para restaurar la normalidad.
Los servicios fueron dirigidos por el obispo local y, como muestra de apoyo a los hermanos cristianos que lo perdieron todo, entregaron loncheras llenas de alimentos preparados para emergencias.
Nosheen Farman, de 29 años, dijo: “Solíamos venir aquí sin miedo, pero ahora necesitamos a la policía”.
El obispo Benny Travas expresó su sorpresa por las acusaciones musulmanas de terrorismo.
“Simplemente no puedo entender cómo mi gente podría mostrar falta de respeto a cualquier religión o libro religioso. Nosotros, como comunidad cristiana, hemos demostrado repetidamente nuestra lealtad a la nación de Pakistán, pero incidentes como el incendio de hogares cristianos en Gojra, Shantinagar, Joseph Colony y ahora Jaranwala muestran que en realidad somos ciudadanos de segunda clase que pueden ser aterrorizados y muerto de miedo”.