Una pareja estadounidense, Chris y Sofiya Vercelli, relatan un testimonio de fe, al recibir el alarmante diagnóstico de su hija recién nacida, Natalie, la cual presentaba líquido en sus pulmones.
El 3 de diciembre de 2023, Natalie fue ingresada en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) después de recibir oxígeno. Su estado de salud se agravó, su rostro se tornó azul y los doctores explicaban que había una necesidad apremiante de intervenir.
Sofiya, que estaba débil tras la gran pérdida de sangre durante el parto y con plaquetas bajas, explica su desesperación en ese instante.
“Dije: ‘Señor, por favor salva a mi bebé’. Y mientras oraba, recordé las promesas de los milagros y que Tu nombre sería glorificado a través de esto”, dijo la madre.
Según CBN News, la fe de la pareja ya había sido puesta a prueba durante el embarazo de Sofiya. La madre tuvo una placenta baja, una dificultad que obstruye el canal del parto y puede ser peligrosa para la madre y el bebé, por lo que se programó una cesárea.
Chris imploraba, con desconcierto y sin saber cómo hacer frente a la situación, pero ambos se unían en oración pidiéndole a Dios para que el parto se produjese de manera natural. Sorprendentemente, la condición de Sofiya mejoró para que el doctor permitiese realizar el tan deseado parto natural.
“Salimos de allí esa noche celebrando, fue una victoria. Alabamos a Dios”, compartió la pareja.
Pero más tarde, la familia de los Vercelli enfrentaron otra crisis cuando los pulmones de su hija Natalie, que habían mejorado, se volvieron a llenar de agua, lo que precisó aumentar la dosis de oxígeno hasta el 70%.
El médico propuso que la única opción sería la de conectar a Natalie a un ventilador y someterla a coma inducido, haciendo que Chris implorara por un milagro.
Poco después, el doctor informó que Natalie evolucionaba y disminuyó la cantidad de oxígeno administrada del 70% al 66%. Curiosamente, al cabo de tres horas, el nivel de oxígeno de Natalie descendió al 38%, y al final le retiraron el oxígeno, ya que sus pulmones se encontraban en un correcto estado.
No solo Natalie mejoró, sino que Sofiya también acabó siendo dada de alta, de modo que la familia se fue feliz a casa tras ocho días en el hospital.
Sofiya expresó su gratitud: “Es el milagro más grande de mi vida. Dios es real y puedo confiar en Él”.
“Sé que siempre puedo confiar en el Señor, sin importar cómo parezcan las cosas. Definitivamente, me dio una visión diferente del poder de Dios”, finalizó.
