La Dra. Beverly McMillan, quien durante muchos años llevó a cabo abortos con la creencia de que estaba ayudando a las mujeres, desde entonces se ha arrepentido y afirma que estaba quitando la vida a personas inocentes.
A lo largo de su carrera, que comenzó en 1973, cuando el aborto se legalizó en los Estados Unidos, Beverly supuestamente realizó más de 500 abortos, según datos de LifeNews.
Cuando la doctora tuvo un aborto y pudo ver las diminutas piezas de un bebé completamente formado, no estaba contenta y pensó que algo andaba mal.
Era un niño pequeño, así que era obvio, dijo. «Ese bracito desarrolló naturalmente ese músculo, un bíceps de forma perfecta. Entonces experimenté este despertar».
La doctora tuvo la oportunidad de asistir a una reunión con un grupo de médicos cristianos en 1980. Allí, se le presentó el argumento pro-vida contra el aborto y se le indicó que leyera la Biblia.
«Finalmente, me rendí y simplemente dije: ‘Está bien, todo lo puedo en Cristo que me fortalece’, mientras estaba en mi automóvil en el estacionamiento de los médicos del hospital. Me ocurrió una experiencia increíble en ese momento. La presencia de Jesucristo se sentía como un sabueso saliendo de la maleza en el asiento trasero del auto, detrás de mi hombro derecho», dijo.
Desde entonces, Beverly ha luchado contra el aborto, utilizando su experiencia para informar a otros profesionales sobre las implicaciones reales del procedimiento.
«El aborto no es el pecado imperdonable y lo sé. Me arrepiento de lo que hice, pero estoy en paz con el perdón de Dios y él me ha dado la gracia de perdonarme a mí misma. Simplemente diría: ‘Cree en esto’. Jesús dijo que no vino por los justos. Vino por nosotros los pecadores», concluyó.
