El liberalismo teológico ha causado daño a la Iglesia de Cristo, por ejemplo, provocando división en denominaciones que abrazaron la agenda LGBT, como la “Iglesia Metodista Unida” en Estados Unidos, que ya perdió 1/4 de sus ramas desde que decidió traicionar la fidelidad a las Escrituras para adaptarse al mundo de hoy.
Según Christian Headlines, solo en 2023, 5.643 ramas se separaron de la denominación estadounidense y se unieron a un grupo que decidió crear otra matriz, la “Iglesia Metodista Global”, cuyo objetivo es acoger a los metodistas fieles a la Palabra de Dios.
Ya se ha programado una “Conferencia General Metodista Mundial” entre el 20 y 26 de septiembre de 2024, en San José, Costa Rica. El objetivo es orientar la conducta doctrinal de la nueva matriz, reiterando el rechazo a la causa LGBT.
Cara Nicklas, presidenta del Consejo de Liderazgo de Transición de la Iglesia Metodista Global, declaró: “Si bien la Conferencia de Convocación toma muchas decisiones, se espera que la Iglesia Metodista Global tenga que celebrar otra Conferencia General en 2026 para abordar cuestiones que no se abordarán en 2024”.
A diferencia de la Metodista Unida estadounidense, que abrazó la herejía ideológica del activismo LGBT, el Metodista Global ya ha tratado de enfatizar que su postura sobre la sexualidad humana se basará irreductiblemente en la enseñanza de la Biblia, donde se dice que el matrimonio es una institución llevada a cabo solo entre hombre y mujer.
“Creemos que la sexualidad humana es un don de Dios que debe afirmarse cuando se ejerce dentro del pacto legal y espiritual de un matrimonio amoroso y monógamo entre un hombre y una mujer”, afirma la nueva denominación.
“Al afirmar una visión bíblica de la sexualidad y el género, damos la bienvenida a todos a experimentar la gracia redentora de Jesús y nos comprometemos a ser un lugar seguro de refugio, hospitalidad y sanación para aquellos que hayan experimentado interrupciones en sus vidas sexuales (Génesis 1: 27, Génesis 2:24, 1 Corintios 6:9-20)”, concluyen.