En Estados Unidos, el pasado 4 de julio, se estrenó la película ya muy reconocida «Sound of Freedom», producida por los mexicanos Eduardo Verástegui y Alejandro Monteverde.
La película ha recibido una gran interacción que ha sorprendido a los protagonistas y a los mismos productores, ya que esta se ha posicionado en los primeros lugares de audiencia, aún mientras competía con grandes estrenos de productoras con una capacidad de inversión en publicidad muchísimo mayor, como lo es Indiana Jones, de Disney.
Esta historia está inspirada en hechos de la vida real, relacionada con la vida del exagente Tim Ballard, que es parte del gobierno estadounidense, y se preocupa en luchar contra la trata de menores.
Verástegui hizo fuertes revelaciones en una entrevista realizada en el canal de YouTube del politólogo Agustín Laje, donde reveló que la película estaba vendida a Fox pero, como Disney compró a Fox, Disney no aceptó la película. Después de esto, Verástegui logró recuperar la cinta, y acto siguiente decidió ofrecerla a Amazon Prime e incluso a Netflix, pero ambas la rechazaron. Finalmente, la ofreció a Angel Studios, quien también produjo la famosa serie «The Chosen», y fue así como Sound of Freedom terminó en las salas de cine.
Eduardo Verástegui también reveló que la película será presentada en el Congreso de los Estados Unidos y que Elon Musk quería proyectarla en Twitter una vez que se acaben los estrenos en el cine.
«Elon Musk se comprometió a que una vez que salga la película en todo el mundo, en cines, cuando acabemos esa ruta, él la quiere sacar en Twitter para todo el mundo. Imagínate cientos de millones de personas viendo esta película y recibiendo este mensaje. Esto ya no lo para nadie», dijo Verástegui.
Por otro lado, el productor dijo que se está pensando hacer una marcha en contra del tráfico de niños en Washington, para así abrir campo a la lucha contra la pedofilia.
Jim Caviezel, el protagonista de la película, no se quedó callado y en la misma entrevista contestó a las críticas que recibieron de parte de la prensa progresista como Rolling Stone, Washington Post o The Guardian, quienes se encargaron de ridiculizar a la película catalogándola como conspiracionista.
Ante esto, el productor y el actor dijeron que, «Se puede comentar que gustó o no la película, pero atacar el argumento, la trata de niños, debería ser algo por lo que todos están interesados. Más cuando la cinta está basada en hechos reales con nombres de quienes protagonizaron los hechos».