Según datos del G1, un terremoto de magnitud 6,3 en la escala de Richter sacudió Afganistán el sábado 7 de octubre, coincidiendo con el inicio del conflicto entre Israel y Hamás. Este terremoto provocó al menos 2.500 muertos y más de 4.000 heridos.
Según información del GFZ (Centro Alemán de Investigación en Geociencias), más tarde, el miércoles 11 de octubre se sintió un segundo terremoto de la misma magnitud. Las ciudades quedaron completamente destruidas como consecuencia de las terribles consecuencias.
El tercer terremoto, de magnitud 6,3 se produjo en el oeste de Afganistán, cerca de la frontera iraní, durante el día, cuando la gente estaba despierta. Según Abdul Qadeem Mohammadi, director del hospital regional, en declaraciones a la agencia de noticias AFP, este incidente se saldó con la muerte de una persona y al menos 93 heridos.
Un comerciante de 27 años llamado Hamid Nizami dijo: «Muchos de nuestros compatriotas no tienen dónde vivir y las noches son muy frías», y expresó su gratitud porque el terremoto ocurrió durante el día.
Los medios informaron que ocho réplicas del terremoto del 7 de octubre causaron cientos de heridos y derrumbaron hileras de casas en el campo.
El portavoz de respuesta a desastres del gobierno afgano, Janan Sayeeq, explicó que miles de personas quedaron aterrorizadas y quedaron sin refugio como consecuencia de la serie de terremotos ocurridos en menos de 10 días.
Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), los terremotos afectaron a más de 20.000 personas. En el distrito de Zenda Jan, al menos seis aldeas rurales quedaron completamente destruidas.
Según el pastor Lamartine Posella, «Los tres terremotos, el eclipse lunar, la guerra, todos estos son señales. Se tiene la sensación de que Dios nos está alertando sobre algo extremadamente difícil que se avecina».
El pastor ha advertido repetidamente en sus sermones que 2023 será una época surrealista. Continuó: «Debemos estar alerta, buscar el discernimiento divino y aprovechar las oportunidades para proclamar a Cristo».
“Somos sal de la tierra y luz del mundo. No podemos simplemente tener mensajes de alarma. Podemos tocar la trompeta, pero tenemos que tener mensajes de esperanza porque Cristo es Señor de señores y al final él será el vencedor”, finalizó el orador.
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