En junio de 2021, Mary y Jeremy Cox, una pareja cristiana de Indiana, se vieron enfrentados a la pérdida de la custodia de su hijo biológico. La razón detrás de esta decisión fue su negativa, basada en motivos bíblicos, a respaldar el cambio de género de su hijo de 16 años.
La historia de los Cox se convirtió en el centro de una prolongada investigación y batalla legal. El intento de la pareja por convencer a las autoridades estatales y a los tribunales inferiores de que merecían la custodia del adolescente resultó infructuoso.
El adolescente, conocido legalmente como AC, fue retirado del hogar de los Cox después de que el Departamento de Servicios Infantiles de Indiana alertara a un tribunal sobre su peligro físico y emocional.
El Departamento de Servicios Infantiles alegó que AC sufría abuso por parte de sus padres, una acusación que estos negaron rotundamente. A pesar de que las acusaciones de abuso fueron finalmente retiradas, AC no regresó a la casa de los Cox.
La Corte de Apelaciones de Indiana justificó la decisión argumentando que estaba en peligro el bienestar del adolescente. Con el respaldo del Indiana Family Institute (IFI), los Cox han elevado su caso a la Corte Suprema de Estados Unidos.
Su abogado, Joshua Hershberger, argumenta que el gobierno no debería limitar las creencias religiosas de la pareja sobre la paternidad. En la petición a la Corte Suprema, describen su situación, y aseguran que los derechos de los padres en todo EE.UU. están en riesgo.
A pesar de que AC es ahora un adulto legal y no está obligado a regresar a casa, los Cox expresan temores de que el Estado pueda perseguir a sus otros hijos.