
En un mundo caracterizado por el resentimiento y la retribución, la familia del reverendo Clint Dobson y los sobrevivientes de un ataque atronador a una iglesia de Texas, han optado por el perdón y la gracia.
El homicidio del pastor Dobson en 2011, en medio de un hurto en la iglesia bautista NorthPointe, causó un gran impacto en la comunidad debido a la brutalidad del delito. El autor del asesinato, Steven Lawayne Nelson, fue ejecutado el 5 de febrero en Huntsville, Texas.
Nelson asfixió, golpeó y estranguló al reverendo Dobson con una bolsa plástica. Además, agredió de manera brutal a la secretaria de la iglesia, Judy Elliott, quien pudo superar el atropello.
Pese al sufrimiento, las familias han decidido vivir los valores cristianos del perdón y el amor, lecciones a las que el reverendo Dobson consagró su existencia.
En un comunicado previo a la ejecución de Nelson, se enfocaron en los recuerdos felices que tuvieron con Clint; su carcajada, ingenio, recomendaciones y cariño.
“Steven Nelson cambió nuestras vidas para siempre, pero nunca ha ocupado nuestras mentes”, decía parte del escrito que compartió la familia.
Aún más significativo fue la declaración de Bradley Elliott, cuya madre, Judy, consiguió resistir el ataque.
“Espero que hoy, cuando el señor Nelson dio su último suspiro, haya sido recibido por el mismo Salvador amoroso y misericordioso que nos ha acompañado en todo lo que hemos vivido”, dijo.
“Sr. Nelson, lo perdonamos y esperamos verlo cuando nos llamen a casa desde aquí”, agregó.
Esta potente manifestación de perdón subraya el efecto revolucionario de la fe en instantes de sufrimiento. A pesar de que es habitual mantener la ira y permitir que el dolor se transforme en odio, las familias Dobson y Elliott han evidenciado que el perdón puede liberarnos del rencor y promover la curación.
Con sus palabras, estas familias nos demuestran que, pese a que Steven Nelson les privó mucho, nunca pudo quitarles su habilidad para expresar la misericordia y la gracia que Dios nos concede cada día sin excepción.