Un sacerdote católico polaco que organizó una orgía, negó el auxilio al prostituto que había contratado y que enfermó tras haber ingerido drogas, fue acusado por la fiscalía de delitos que suman ocho años de cárcel.
Tomasz Z., cuyo nombre se oculta por razones legales, se enfrentará a un juicio por “crímenes contra la libertad sexual y la decencia”, “denegación de auxilio” y por “proporcionar drogas” a una persona cuyos servicios sexuales fueron contratados para celebrar una orgía en la casa parroquial de Dąbrowa Górnicza en agosto del año pasado.
Poco después de los hechos, el sacerdote, que decidió instalarse unas semanas en Turquía para evadir la atención pública, permanecerá en arresto durante al menos los dos próximos meses, esto mientras comienza el juicio.
Los hechos del caso, se remontan a finales de agosto, cuando el padre Tomasz, párroco del santuario de la Virgen de los Ángeles de Dąbrowa Górnicza, organizó una fiesta en la residencia parroquial en la que participaron varios sacerdotes y un prostituto.
Según algunas fuentes policiales, las personas que asistieron a la fiesta ingirieron drogas de varios tipos, incluyendo el hombre que estaba contratado para prestar servicios sexuales, quien perdió el conocimiento y poco más tarde necesitó asistencia médica, la cual llegó, pero fue saboteada por los sacerdotes, ya que impidieron a los enfermeros entrar a la residencia y, en cambio, pidieron sacar ellos mismos al enfermo.
Debido a los hechos, finalmente, la policía se tuvo que presentar en el lugar, lo que permitió dar asistencia médica al hombre que estaba inconsciente.
La investigación de este caso, está siendo llevada por la fiscalía, la cual aún trata de esclarecer si el hombre que perdió el conocimiento por la ingestión de drogas, era o no un trabajador sexual y si cobró por asistir a la fiesta o lo hizo gratis.
En declaraciones posteriores, Tomasz Z. remitió una carta a los medios de comunicación en la que trató de justificarse diciendo que “si algo similar le hubiera sucedido a una persona cualquiera, que tuviera una profesión diferente, y no a un clérigo, no habría habido ningún problema”.