Una mujer llamada, Laura Danley, quien fue criada en un entorno cristiano, se sumergió en el ocultismo a los 15 años, después de ser diagnosticada con una afección cardíaca y sentir resentimiento hacia Dios.
“Lo único que escuché fue: ‘Tu vida se ha vuelto mucho más corta y nunca podrás volver a correr’. Me sentí traicionada por Dios”, confesó Laura a CBN News.
Empezó a faltar a clases y, posteriormente, recibió un violento ataque de chicos, que la dejó traumatizada.
Laura se adentró en el mundo del ocultismo, al tratar de controlar su vida. La chica se compró un libro sobre lectura de manos, y luego comenzó a explorar la tabla ouija, por sugerencia de un compañero de trabajo.
Incluso después de que un cardiólogo le informara que su diagnóstico previo estaba equivocado, Laura persistió en su búsqueda.
La mujer se unió a la Fuerza Aérea con el sueño de ser piloto, pero su encuentro con la tabla ouija desencadenó una espiral de deterioro mental.
“Comencé a tener recuerdos del ataque en la escuela secundaria. Ya no estaba emocionalmente estable”, admitió Laura.
Después de dejar su trabajo debido a su salud mental, Laura se sumergió aún más en prácticas ocultas, incluso adoptando una religión pagana y mudándose a Roswell, Nuevo México, para practicar la lectura de cartas del tarot. Sin embargo, su incursión en el ocultismo no trajo más que sufrimiento.
“Recuerdo una noche que dormí con las cartas del tarot debajo de la almohada y me desperté como si me hubieran atacado. Estaba cubierta de rasguños”, reveló Laura.
Después de años de opresión espiritual y lucha contra la depresión, Laura se casó y tuvo una hija, sin embargo, su vida seguía inestable.
La mujer tocó fondo y planeó desaparecer un día en el que llevó a su hija al médico, pero un encuentro con una enfermera cambió su vida para siempre. La enfermera pidió orar por ella, lo que llevó a Laura a reflexionar sobre su fe perdida.
Después de un profundo momento de rendición, Laura tiró todos los objetos ocultos y buscó ayuda cristiana. Desde entonces, ha vivido una vida transformada, dedicada a su fe y a compartir su historia de redención.
“Estoy tan agradecida por lo que Él hizo que las palabras no pueden definirlo”, expresó Laura, quien ahora encuentra propósito en ayudar a otros a conseguir la misma esperanza que ella halló en el Señor.