El Papa Francisco ha desencadenado una controversia entre los católicos, al poner al frente de la predicación de la Casa Pontificia a Roberto Pasolini, un pro-LGBT, en remplazo del cardenal Raniero Cantalamessa, quien desempeñó dicha labor durante 44 años.
En la nueva función, el padre Pasolini predicará al Papa Francisco y a la Congregación durante la Cuaresma y el Adviento. Las preocupaciones en torno a Pasolini datan de las afirmaciones que este realizó con anterioridad. Durante las horas previas al nombramiento, Pasolini especuló sobre las relaciones homosexuales en la parte más divina de la Biblia, afirmando, por ejemplo, que podía haber existido una relación homosexual entre Jonatán y el Rey David.
“Podemos imaginarlo, podemos pensarlo, nos puede gustar pensarlo, pero no está escrito”, expresó.
Del mismo modo, sugirió que la preocupación del centurión romano por su empleado podría constituir una relación amorosa; retóricamente se preguntaba si podría existir una relación entre ambos.
Adicionalmente, Pasolini agregó que la homosexualidad podría haber existido “dentro del círculo de los discípulos, entre Jesús y los discípulos, Jesús y Lázaro”, citando fuertes expresiones de amor en las Escrituras, como cuando se menciona que “Jesús amaba a Lázaro”.
Pasolini defendió que la condenación de la Biblia, en relación con las acciones homosexuales, se veía fuertemente determinada por la escasa cultura de la época.
“La Biblia ni siquiera plantea la hipótesis de un mundo en el que exista una tendencia que no sea la heterosexual… Los actos homosexuales eran estigmatizados porque eran actos que inmediatamente se catalogaban como algo que no existía”, llegó a comunicar en una ocasión.
Este ascenso se produce después de que el Papa Francisco haya decidido nombrar cardenal al padre Timothy Radcliffe, defensor de los derechos homosexuales.
Radcliffe ha considerado que el sexo homosexual es eucarístico, es decir, puede ser “generoso, vulnerable, tierno, mutuo y no violento”, y llega incluso a compararlo con “la entrega de Cristo”.
Estos nuevos nombramientos han llevado a un gran desasosiego entre los católicos más ortodoxos. Todos ellos creen que se desmarcan, mucho más, de la doctrina tradicional de la Iglesia.