El pastor Jason Ong, a quien se le descubrió un tumor cerebral muy agresivo, se ha dedicado a servir a Dios en Singapur junto a su esposa, Judith Halim. dedicó sus últimos días a proporcionar comida a niños hambrientos en áreas de extrema pobreza.
El pastor y su esposa eran dueños de una empresa llamada «Olive Vine» que alimentaba a niños hambrientos en Singapur. Dado que requieren hasta un 30% más de calorías que un niño sano con rasgos comparables, es crucial que los niños con cáncer reciban una dieta adecuada y suficiente en términos de nutrición.
“Mientras me quede aliento y fuerzas, seguiremos y seguiremos hasta el día en que no me pueda levantar. Entonces supongo que ese será el final», dijo.
En 2012, cuando sintió que se moriría en un año, se decidió a pasar el resto de sus días sirviendo esta vez a los niños de Filipinas en un campo.
Su esposa en todo tiempo apoyó la decisión y confiaba en que Dios haría algo a favor de la vida del pastor. El tumor creció y el pastor le dijo a su esposa que no culpara a Dios si él moría, pues la vería en el cielo. Ella clamó por la salud de su esposo desesperadamente y pidió al Señor entre lágrimas que tuviera compasión de ambos.
Actualmente, ambos siguen esperando y confiando en Dios pese a cualquier pronóstico, trabajando y entregando cada minuto de su vida al servicio de los demás.