Pastor que llegó a pesar 153 kilos, enseña que cuidar el cuerpo es una recomendación bíblica

Cuidar tu cuerpo es una preocupación que debe ir mucho más allá de cualquier cuestión de carácter meramente estético y mucho menos de vanidad. Esto se debe a que, según el pastor Luciano Subirá, también es una recomendación bíblica.

Aunque la generación actual es más consciente de la importancia de mantener una buena alimentación, practicar actividad física y mantener un estilo de vida saludable, también resulta muy difícil hacer todo ello en paralelo a la oferta de alimentos fáciles, ricos en grasas, junto a las tecnologías que favorece el sedentarismo.

Fue con esto en mente que el pastor Subirá decidió escribir un libro con el objetivo de ayudar a quienes necesitan aprender a cuidar su cuerpo de manera más eficiente, basándose en su propio testimonio de transformación, pues el propio líder religioso ya había pesado 153 kilos, necesitando pasar por un largo proceso de cambios en su vida.

“Hace 15 años pesaba 153 kilos y guardé estos pantalones míos para mostrar, años después, el cambio que viviría”, dijo Subirá al compartir fotos de sus pantalones viejos, donde se puede ver que prácticamente estaban el doble del tamaño actual.

“A partir de entonces comencé a ser corregido e instruido por el Señor sobre el cuidado del cuerpo. El resultado de la revolución vivida durante la última década y media es más que reducir mi peso en más de 65 kilos. Los cambios de valores me llevaron a un cambio radical de comportamiento y, también, a una salud y disposición mucho mayor que la que tenía anteriormente”, destacó.

Basado en un pasaje en el que el apóstol Pablo afirma que “nadie aborreció jamás su propio cuerpo. Al contrario, la alimenta y la cuida, como también hace Cristo con la iglesia”, escribió Subirá en el libro “El cuidado del cuerpo”, mostrando que la preocupación por la calidad de vida es, sí, también voluntad de Dios.

“Cuidar tu cuerpo no es solo un acto de amor propio, sino un comportamiento sabio. Además de garantizar una mejor calidad de vida, también permite un servicio más eficaz a Dios y a los demás”, concluye el autor.

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