Luego de un estilo de vida desordenado, adicto a las drogas y viviendo en las calles, Lonnie Robinson atribuye la gloria a Dios por haberle concedido liberación y esperanza de una nueva vida.
“¡Jesús escuchó mi clamor y me salvó!”, señala Robinson, de 71 años de edad, quien tuvo que pedir a Dios que le ayudara en su transición de ser un vagabundo a ser una persona liberada.
“¡Dios me levantó y me limpió! ¡Dios me salvó cuando estaba en una casa abandonada! Me liberó de 15 años de adicción al crack, 35 años de alcoholismo y 10 años sin hogar”, contó.
Robinson había vivido 5 años bajo los puentes y llegó a alimentarse de la sobra de la comida desechada en los contenedores.
“Estaba sin hogar, desamparado y sin esperanza, ¡hasta que busqué a Dios, a través del Señor Jesús!”, testificó.
El hombre dice que fue hace 21 años que ese clamor que Jesús oyó, le liberó de su adicción a la droga: “Clamé a Jesús para que me salvara, ¡y Jesús escuchó mi clamor! ¡Y me rescató! ¡Amén!”.
Algunos años más tarde, Lonnie Robinson ingresó al Miami Dade College of Justice siendo el más destacado de su clase, algo que le llena de satisfacción personal. A los 57 años de edad obtuvo su grado en Justicia Penal, e indica que era mayor que los padres de algunos de sus compañeros y la mayoría de sus profesores.
Ahora su vida se ha transformado y Lonnie solo tiene palabras de gratitud hacia Dios por lo que ha hecho en su vida.
“¡Soy una nueva creación en Cristo! ¡Ahora tengo 71 años y Dios ha transformado mi vida en la de un miembro justo, respetable, responsable y productivo de la sociedad que lleva 21 años sobrio, sano, feliz y libre!”, dijo.
Lonnie asegura que es un regalo y que al mismo tiempo es un privilegio tener un lugar donde vivir y poder adquirir su comida.
“¡Le doy a Dios todo el crédito, la alabanza y la gloria! ¡Es lo que él merece por derecho! ¡Amén!”, concluyó.
