Cristian Castaño, un buzo de 38 años, fue atacado por un tiburón oceánico de dos metros el pasado domingo en San Andrés Islas, (Colombia), el ataque ayudó a Castaño a restablecer su relación con Dios.
«De hecho, estaba sintiendo los dientes del tiburón con esta mano mientras estaba dentro de su boca. Tengo muy buen mordisco, y estaba perdiendo mucha sangre, y me sentí mareado, y pensé: ‘Si yo me desmayo, ya me come'», comentó.
El campeón nacional de clavados de Colombia, que acababa de ser atacado, consideró su supervivencia como un milagro y agradeció a Dios por haber enviado una lancha para salvarlo.
«Ahora lo considero un milagro, y Dios y mi fe me salvaron. Cuando oré pidiendo ayuda, el barco apareció de inmediato, pensé en Dios y dije: ‘Sálvame, ayúdame, sácame de esta, es lo único que necesito», relató.
Después de ser mordido repetidamente mientras intentaba huir del tiburón, finalmente llevaron a Cristian a un hospital, donde el personal está desconcertado sobre cómo todavía está vivo.
Un gran tiburón blanco, con una longitud mínima de 2,5 metros y un peso de 240 kilogramos, determinaron, podría morder con una fuerza de 0,3 toneladas, según un artículo publicado en el Journal of Zoology.
Pero con especímenes más grandes, esta fuerza de mordida sería mayor. Se ha descubierto que un gran tiburón blanco (6,4 metros y 3.324 kilogramos) tiene una fuerza de mordida de 1,8 toneladas.