Una polémica, que pasó un poco inadvertida en su tiempo y al día de hoy vuelve a llamar la atención por la forma en que cada vez se tuerce la palabra de Dios, para desviar a las personas de la verdad, de lo cual ni las publicaciones para niños son excluidos de ello.
El libro de Katherine Sully “El Bautismo de Jesús”, publicado en 2013, pasó desapercibido y poco se hizo eco de lo que llamaron “un error de imprenta”, pues en el libro dirigido a los niños explicaba que Jesús, cordero sin mancha, necesitaba bautizarse junto a Juan porque “quería lavar sus pecados”.
“Hoy he venido al río para lavar mis pecados”, dice la frase junto a un dibujo de Jesús que hace referencia al bautismo de Cristo en el río Jordán.
Desde su primera publicación en 2013 no se había hablado más de ello sino hasta en enero de este año cuando se reimprimieron nuevamente para corregirlo, pero el motivo de la controversia es el error inaceptable que muestra a Jesús con una imagen equivocada y una desviación de su propósito en la Tierra. La frase actual dice “He venido al río, porque este es el camino correcto”.
Y aunque en su momento se emitieron disculpas por la polémica frase, se sigue debatiendo en redes sociales y blogs la forma en que readapta el Evangelio a la mentalidad actual, de una sociedad que le ha dado la espalda a Dios y prefiere vivir sumergido en sus deseos.
Quienes conocen realmente el contexto bíblico son los únicos capaces de defender la imagen y la misión de Jesús en la Tierra, que siendo hijo de Dios y sin mancha, decidió hacerse humano y llevar el peso del pecado, para dar libertad, salvación, perdón y la promesa de una vida eterna en una relación íntima con Dios, en la cual Jesús es el mediador.
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios, que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”, Mateo 3:13-17.