Tambuze Marijani, de la aldea de Nangi, distrito de Mayuge, Uganda, era musulmán hasta que asistió a un servicio cristiano el 31 de diciembre de 2023. En la víspera de Año Nuevo, él y otras 14 personas aceptaron a Jesús como su Salvador.
Al regresar a casa, Tambuze le contó la noticia a su esposa esperando que celebrara con él, pero ella quedó desilusionada: “Le compartí mi alegría por haber recibido a Cristo como mi Señor, pero ella estaba molesta”.
El nuevo converso cuenta que su esposa se fue a la mañana siguiente, el 2 de enero, con sus 4 hijos, de 12, 10, 8 y 7 años. El día 3 regresó con una carta de divorcio islámica.
“Entraste en una mala religión y ahora eres un apóstata, un infiel y ya no eres parte de la familia”, justificó diciendo que ya no era miembro de la comunidad musulmana.
Tambuze perdió a su esposa y dos días después, mientras trabajaba en la finca, alrededor de las 2 de la tarde, vio acercarse a su hermano mayor y otros familiares.
Lo obligaron a regresar a su casa, donde se encontraban varios familiares musulmanes, incluida su ex esposa: “Mi hermano mayor dijo que yo era una vergüenza para la familia. El más pequeño me abrazó y todos empezaron a golpearme con palos”.
“Grité fuerte pidiendo ayuda y los vecinos llegaron y me rescataron”, recordó, compartiendo que tenía una pierna rota y varias heridas graves. Tambuze pasó casi dos semanas de tratamiento hospitalario para recuperarse. El 16 de enero le dieron el alta y al regresar a su casa se dio cuenta de que estaba inhabitable.
“Todavía no sé cómo voy a sobrevivir sin familia y sin refugio”, dijo Tambuze, quien aún se está recuperando y tuvo que esconderse para salvar su vida. Dijo que busca fortaleza en las oraciones, pues extraña mucho a sus hijos.