Los coordinadores de una escuela primaria en Wenzhou, China, mandaron un documento a los padres de todos los alumnos, donde se les exigía comprometerse a «no enseñar religión a sus hijos».
Una maestra de la escuela confirmó a China Aid la información de este documento. El mismo debía firmarse y ser entregado a la dirección de la escuela, este también señalaba la promesa de «seguir la disciplina del Partido Comunista Chino (PCCh)», el cual entre sus reglas prohíbe la participación en actos religiosos de cualquier tipo, ya que el gobierno los considera ilegales.
Wenzhou es considerada la «Jerusalén de China», esto debido a la cantidad de cristianos que hay en esta ciudad. Esta prohibición es claramente una represión religiosa que va en contra de la libertad de los ciudadanos creyentes.
Dicha ciudad es la misma que fue atacada en el año 2013 cuando se lanzó una campaña para destruir cientos de iglesias del lugar. Seguidamente en el año 2017, fueron prohibidos los campamentos cristianos, y lo que alegaron es que estas personas siguen una «religión occidental» y se considera una amenaza para Xi Jinping, que busca crear una sociedad que se base en los Principios Comunistas.
Debido a estas medidas, muchos de los padres decidieron sacar a sus hijos de la escuela y continuar con su educación desde casa, con lo que es conocido como homeschooling.
Los cristianos de dicho país piden oraciones para que la fe no se pierda en los miles de creyentes que cada vez son más atacados y oprimidos por el Gobierno Chino.