Alicia Nicolás es un testimonio viviente de cómo la fe, el perdón y el amor pueden traer sanación y restauración a las heridas más profundas.
Durante una entrevista con The 700 Club, Alicia Nicolás relató como sufrió abusos sexuales por parte de su padre por nueve años desde que tenía cinco.
Ella explicó como por numerosas noches encontró a su padre junto a su cama, amenazándola para que guardara silencio, y al buscar apoyo en su madre, este le fue rechazado. Debido a los traumas que le generaron estos abusos, la joven encontró un refugio en el satanismo y las drogas.
Cuando cumplió 14 años, Alicia quedó embarazada de su padre y fue obligada a abortar, lo que la llevó a tener pensamientos suicidas y a odiarse a sí misma. Más adelante, a sus 15 años, fue abandonada por sus padres, lo que la llevó a refugiarse en la bebida y el éxtasis.
Luego de sufrir una sobredosis a los 20 años, Alicia decidió dejar las drogas, pero continuó luchando con su adicción al alcohol.
A sus 25 años, mientras participaba en un ritual satánico con bautismo de sangre, ella manifestó haber tenido una experiencia con Dios.
“Comencé a orar: ‘Lo siento, Jesús. Dios, lamento estar haciendo esto. Lo siento mucho. Por favor, perdóname por lo que te estoy haciendo. No pensé que fuera digna de que Él me respondiera”, contó.
Luego de mudarse a Miami, la chica conoció a un amigo cristiano que la llevó a la iglesia el domingo de Pascua. Durante el servicio, pidió a Dios que la liberara de su adicción a la bebida y experimentó una sensación de alivio.
Poco tiempo después, comenzó a orar por un esposo y a los cinco meses conoció a Jon, quien se convirtió en su esposo. La entrada de Jon en su vida marcó un punto de inflexión, brindándole apoyo emocional y espiritual para enfrentar su pasado doloroso.
La fe, el perdón y el amor guiaron a Alicia hacia la reconciliación con su pasado, culminando en su entrega a Jesús, el perdón a su padre y su liberación de las cargas emocionales. Actualmente, a través de su ministerio “Prepara el Camino”, Alicia comparte su historia de sanación y ofrece apoyo a mujeres que han sufrido abusos, mostrando un mensaje de esperanza y transformación.
“Jesús fue quien me salvó, quien me restauró, quien me redimió y quien me mostró el amor del Padre que nunca conocí. Entonces, si Él pudo hacerlo por mí, también puede hacerlo por ti”, concluyó.