El auge de la persecución religiosa disfrazada de bienes públicos y la lucha contra el discurso del odio continúan tanto dentro como fuera de Brasil. La democracia en los Estados Unidos, garantiza el derecho a expresar los puntos de vista sobre la homosexualidad y otros temas.
El incidente más reciente involucró a un estudiante cristiano en County College of Morris (CCM). El joven, Kombe Sefelino, ha sido acusado de discurso de odio después de defender repetidamente una enseñanza bíblica que condena el sexo entre personas del mismo sexo, también conocido como homosexualidad.
Sefelino citó 1 Corintios. 6:9-10, «los injustos no heredarán el reino de Dios», como tampoco «los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, o los injuriadores, o los estafadores heredarán el reino de Dios.”
Debido a que la Biblia trata la homosexualidad no sólo como un pecado sexual, sino como una serie de otros pecados, la pone en el mismo contexto que el adulterio y la adicción. En otras palabras, Dios realmente no discrimina a las personas, simplemente llama a todos al arrepentimiento.
Este sermón fue prohibido por el CCM por promover el discurso de odio mientras apoyaba su conciencia y libertad religiosa.
En respuesta sobre el pensamiento cristiano, las oficinas de American First Legal presentaron una demanda contra CCM, la asesora estudiantil Janique Caffey y los abogados Jonathan F. Mitchell y Wally Zimolong.
MCC es: «una institución pública financiada por los contribuyentes con garantías constitucionales de libertad de expresión y religión».
“No hay lugar en este campus para dañar a individuos o grupos de individuos por su estatus protegido”, dijo la institución educativa.
Resulta que la «narrativa del odio» fue en realidad una herramienta utilizada por el movimiento activista LGBT para censurar los comentarios que estaban en conflicto con la agenda LGBT.
Debido a que el concepto es completamente vago y subjetivo, un individuo o institución puede usarlo maliciosamente, acusando falsamente a un oponente de difundir odio cuando en realidad no es más que una expresión.