En 1973, Cindy Collins quien aún era una estudiante universitaria, quedó embarazada sin querer y todavía no estaba al tanto de las campañas de las mujeres para legalizar los abortos en los Estados Unidos en ese momento.
«Lo único de lo que era consciente era de mi confusión y miedo. Mi compañero de cuarto me aconsejó que visitara la clínica de abortos de Planned Parenthood para que pudieran ayudarme», dijo Collins.
En ese entonces, le informaron que el aborto sería legal en unas pocas semanas, lo que parecía ser la solución. Viajó con su novio al Distrito de Columbia (DC), donde se unió a otras 40 mujeres en la misma situación.
«Recuerdo el fuerte tirón y el dolor insoportable. Pasaron aproximadamente siete minutos». «Un médico realizó el procedimiento de manera fría».
Después de eso, Cindy dejó la escuela y comenzó a abusar del alcohol, las drogas y el sexo. Tuvo más abortos a lo largo de su juventud debido a su estilo de vida.
«Mientras intentaba terminar con mi vida en secreto, luché contra la bulimia. He comprendido que cuando una mujer aborta, el espíritu de la muerte entra en su cuerpo y su autoestima sufre mucho. La vergüenza fue mi compañera constante, y el enemigo trató de matarme con él», dijo Cindy.
Fue tiempo después que Collins aceptó a Cristo en su vida al ser invitada a los servicios de la iglesia en Nueva Orleans con su novio en ese momento. Cindy conoció a un pastor que la ayudó a comprender la misericordia de Dios y la ayudó en el proceso de sanación.
Según Live Action, abortó a las 12 semanas de embarazo como resultado de cicatrices uterinas de abortos espontáneos anteriores.
«Fue traumatizante. Después de que oramos juntos más tarde, sentí que el Señor me estaba ayudando a dar a luz a mi hijo». Cindy se dio cuenta en ese preciso momento que solo podía encontrar paz en Cristo.
Con el fin de brindarles a las mujeres una alternativa pro-vida, Cindy estableció un centro de embarazo cerca de Nueva Orleans durante este tiempo. La instalación abrió sus puertas en 1986. Ella dijo que la organización, dirigida por Christian Action Council, ha ayudado hasta ahora a más de 40.000 mujeres y ha salvado a 38.000 bebés.
Cindy también describió lo que dijo durante su testimonio ante la legislatura estatal: «Describí cómo un aborto fallido dejó partes del bebé dentro de mí durante uno de mis abortos espontáneos. Sin embargo, la clínica me dijo que me fuera a casa sin que me importara un carajo. Terminé en la sala de emergencias», recordó.