Arthur Blessitt, un pastor conocido por transportar una gran cruz por los siete continentes y por haber establecido el récord mundial Guinness de la mayor peregrinación, ha fallecido a los 84 años de edad.
A través de una publicación que se hizo en primera persona en su perfil de Facebook, se comunicó que Blessitt había fallecido el martes.
“Gracias a todos los que me han amado y ayudado a mí y a este ministerio a llevar el mensaje de Jesús y la cruz al mundo. Gracias a todos los que conocí en el camino de mi vida y de mi travesía”, decía la última publicación de su página.
“Por el amor, la comida, la bebida y la bienvenida, desde las ciudades hasta las selvas, las guerras y los desiertos. Ustedes dieron la bienvenida a la cruz y a este peregrino que camina. Me voy pensando en todos ustedes. Verdaderos tesoros. Muchas gracias a ustedes que nos han apoyado con sus donaciones financieras. Han sido una parte vital de mi vida y de esta misión al cubrirnos con oraciones y apoyo”, añadió.
Blessitt manifestó que no había que llevar a cabo ningún funeral o ceremonia conmemorativa, acotando que su mayor deseo era guiar a otra alma hacia la salvación. Esta petición reitera su compromiso con su misión evangelizadora.
Matt y Laurie Crouch de Trinity Broadcasting Network, que hicieron un film sobre su vida y su cruz, expresaron su pesar y el impacto que tuvo en el mundo.
En su declaración, los Crouch subrayaron que la herencia de Blessitt no se mide en los casi 86 millones de pasos que dio, sino por el cambio que produjo en muchos corazones y por la cantidad de amor que repartió durante su vida.
Arthur siempre decía que vivir una vida con un propósito es “un paso a la vez”, una frase que cobra especial relevancia después de su fallecimiento.
Blessitt, que nació en octubre de 1940, abrazó la fe desde niño y dedicó su vida a divulgar el Evangelio, viajando con su cruz de 12 pies por casi todos los países del mundo. En 2013 fue reconocido con el título de Guinness World Records por haber viajado durante 40.000 millas mientras peregrinaba.
Su personalidad humilde y amable dejó una profunda huella en la vida de quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, recordándole como a uno de los evangelistas más acogedores y carismáticos.