A 396 kilómetros de la ciudad de Cuiabá, Brasil, en Sorriso, un hombre no identificado entró en la Iglesia Asamblea de Dios Viva por la Fe, les rogó a los feligreses que oraran.
Aprovechando que todos en la iglesia tenían los ojos cerrados, mientras se encontraban orando, el hombre sacó un hacha de su mochila y trató de atacar a los fieles.
Gracias a una mujer que sospechó del hombre en el momento en que entró a la iglesia y que, debido a eso, no cerró los ojos, se evitó el crimen que pudo haber sido un atentado aterrador.
Una anciana ciega que era una de las fieles se mantuvo tranquila e incluso ofreció asistencia a la víctima que entendió los motivos del criminal.
La anciana aconsejó a la chica que actuara ella misma, que fuera al baño y les dijera a los niños que se escondieran. Poco después, los propios miembros de la congregación pudieron detener exitosamente al criminal y evitar una tragedia.
A pesar de haber llamado a la Policía, luego de haberle quitado el arma. Los intentos de la policía para arrestarlo fueron en vano, debido a que al momento de llegar, el criminal ya había huido de la iglesia.