Un anciano de 85 años que lucha contra el cáncer de páncreas reparte Biblias al personal médico y a los pacientes del hospital mientras espera una cirugía.
«Si sobrevivo, todo estará bien. Si no sobrevivo, también estará bien. Sé a dónde voy», explicó.
Russell es un cristiano devoto que ha sido testigo de la obra del Señor en muchas vidas. Mientras viajaba, usaba la Biblia para predicar cada vez que tenía la oportunidad.
El hombre espera una cirugía en un hospital de Australia. Pero dijo que su situación actual es una nueva oportunidad para dar a conocer a Jesús. “Leo las Escrituras atentamente y hablo con las enfermeras. La mayoría de ellos no saben nada acerca de Jesús. Son jóvenes y solo piensan en sus carreras», dijo a Eternity News.
A los 9 años, Russell fue a un internado cristiano en Armidale, en Australia. Durante este período comenzó a tener una relación con Jesús. Cuando Russell dejó la escuela, asistía a la iglesia todas las semanas.
“Eso es lo que me mantuvo en marcha.Estar siempre rodeados de la Palabra de Dios”, expresó.
Unos años más tarde, se casó con una joven cristiana llamada Margo, con quien ha estado casado durante más de 60 años.
En 1984, Russell se convirtió en miembro de la Asociación Cristiana Gideon. En esta etapa de su carrera vio al Señor obrando en otra vida.
“Me uní a otros comprometidos con la oración, la distribución de Biblias y el testimonio cristiano. Nos reuníamos semanalmente para fortalecernos en nuestra fe y veíamos al Señor usarnos”, recordó.
Russel cuenta que generalmente repartía Biblias como forma de agradecer a las personas por un favor que le habían hecho. En 1992, le regaló una Biblia a un amigo del trabajo llamado Ian. Al principio dijo que no lo necesitaba, pero luego lo aceptó. Unos años más tarde, Ian escribió una carta para decir que tenía ganas de ir a la iglesia. Después de leer las Escrituras, aceptó a Jesús. Hoy se ha convertido en predicador.
Las experiencias que vivió Russel fortalecieron su fe, que es cada vez más firme en Cristo. Aseguró que teme al porvenir. «Voy a someterme a una cirugía mayor, pero no tengo miedo», dijo.
Mientras que está en el hospital, afirmó que distribuyó 13 Biblias a diferentes enfermeras.
“Creo que también es una oportunidad para decirles que no tengo miedo. Margot y yo estamos contentos con cualquier resultado. Si sobrevivo a este cáncer, todo estará bien. Si no sobrevivo, también está bien. Sé adónde, voy”, declaró el cristiano.
Las enfermeras a menudo se sorprenden, pero la semilla del Evangelio ya está sembrada.