Johnny Chang, era un joven chino, que vivía en Los Ángeles, Estados Unidos, y que formaba parte de una pandilla violenta. Sin embargo, su vida cambió radicalmente, cuando conoció a Jesús, y experimentó su amor y perdón.
El joven creció con un padre alcohólico, que golpeaba a su esposa e hijos. Asi que, a medida que se enojaba y se desesperaba, encontró consuelo en las calles.
El joven se unió a una pandilla, que consideraba su “familia”, y se involucró en tráfico de drogas, robos y asaltos.
Luego de ser arrestado, Johnny sintió un vacío en su corazón, y decidió cambiar su vida. En prisión, buscó el consejo de reclusos mayores, quienes le recomendaron leer la Biblia. A pesar de haber leído las Escrituras dos veces, Johnny no entendía al Espíritu Santo, y no tenía a nadie que le explicara las enseñanzas de Cristo.
Un día, mientras visitaba a su madre, notó que ella estaba feliz y en paz. Entonces él le preguntó, qué había pasado y ella respondió: “Jesús”. Al principio, Johnny se resistió y rechazó a Jesús, pero el Señor tenía planes para él.
Un día, el auto de su madre se averió, y ella le pidió a Johnny, que la llevara a la iglesia. Allí, el pastor lo invitó a comer, y él aceptó. Pero dejó claro, que no quería ser evangelizado.
Mientras comían, el pastor le preguntó a Johnny, sobre su comprensión del pecado, y él respondió que el pecado implicaba, cometer malas acciones.
Sin embargo, el pastor explicó que era más que eso, y definió el pecado como “poner los pensamientos, por encima de la Palabra de Dios”.
Johnny reflexionó sobre las palabras del pastor, y decidió dar un paso a la vez hacia la transformación de su vida. Invitó a su padre a un restaurante donde este se disculpó, y también pudo perdonarlo.
“20 años de dolor, rabia, frustración, fue aplastado. Nos abrazamos. Y ahora tenemos una gran relación”, dijo Johnny al canal de YouTube, “Soft White Underbelly”.
“Dios me mostró otra perspectiva. Hoy soy ministro en prisiones y predico mi historia a la gente, y les cambia la vida. Porque todos les dicen que dejen de hacer el mal, pero no saben que hacer el mal significa, confiar en ellos mismos, y no en Dios”, añadió.
Johnny afirmó, que las personas que viven, de la misma manera que él en el pasado, necesitan una renovación en sus corazones. Entonces continuó profundizando su relación con Jesús y haciendo discípulos: “Estamos teniendo un gran impacto, en las prisiones”.
“Dios estaba guiando mi vida, y eso fue una gran bendición. Él preparó algo para mí, mientras yo pasaba por las luchas y me sentía vacío. Quiero compartir esto con la gente. Dios puede obrar en nuestras vidas, cuando comenzamos a confiar y depender de Él”, concluyó Johnny.