En las redes sociales se viralizó un video donde una mujer trans (hombre, biológicamente) aparece indignado por no poder utilizar un baño de mujeres en el templo de una filial de la Iglesia “Asamblea de Dios” en Aracaju, Brasil.
“Me bloquearon ahora, en la Asamblea, en Aracaju”, dice la mujer en la grabación, explicando que fue bloqueado por un hombre que se encontraba en la entrada del baño ubicado en el templo religioso.
“Estoy aquí como cualquier otra persona”, continuó la joven, quien aparentemente se presentó como una mujer transgénero. El video compartido en las redes sociales provocó diversas reacciones, incluso entre figuras públicas, como el diputado federal Carlos Jordy.
A través de las redes sociales, el parlamentario sugirió que la mujer trans tenía la intención de provocar a los evangélicos, pues es ampliamente conocido que los cristianos tradicionales no reconocen la identidad de género como un elemento suficiente para la distinción entre sexos. Lo que prevalece, en este caso, es la distinción biológica.
“¿Por qué una persona trans va a una iglesia evangélica a usar el baño de mujeres?”, cuestionó Jordy. “Es obvio que es para provocar, insultar y decir que sufrió prejuicios. Los baños se hacen según criterios anatómicos, según el sexo, y no por una construcción social”.
La denuncia del joven trans llama la atención sobre la cuestión del derecho a la libertad religiosa, ya que situaciones como esta pueden servir de pretexto para falsas acusaciones de “homofobia” practicada por los cristianos, especialmente los líderes religiosos.
Para Andrew Beckwith, presidente del MFI (“Massachussetts family Institute”, iniciativas como esta representan una amenaza a la libertad religiosa de los cristianos.