En un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), cientos de jóvenes que afirmaron ser transgénero, participaron durante dos años en dichos estudios, mientras recibían hormonas del sexo opuesto. Esta información se hizo pública el pasado martes.
Los legisladores y los profesionales médicos están indignados porque el dinero de los impuestos se usaron para financiar esta iniciativa, que resultó en la muerte de niños y daños permanentes.
Investigadores del Boston Children’s Hospital, la Universidad de California en San Francisco y el Lurie Children’s Hospital realizaron el estudio, titulado «Funcionamiento psicosocial en jóvenes transgénero después de 2 años de hormonas», el cual se publicó en The New England Journal of Medicine en enero. Con una subvención de $477,444 del NIH durante un período de cinco años.
Unos 240 de los 315 participantes, que se identificaron como transgénero o no binarios, eran menores de edad.
En el transcurso del estudio, cada paciente recibió hormonas del sexo contrario en un esfuerzo por parecerse más a ese género. El estudio reconoció que aunque «la congruencia de la apariencia, el afecto positivo y la satisfacción con la vida aumentaron, y los síntomas de depresión y ansiedad disminuyeron». Sin embargo, no fue el caso de todos los pacientes, pues un total de 11 participantes tuvieron pensamientos suicidas, y otros 2 terminaron quitándose la vida durante el proceso.
«Es repugnante que el gobierno federal se esté aprovechando de los jóvenes y esté usando el dinero de nuestros contribuyentes para promover su ideología radical de género», dijo el representante Dr. Josh Brecheen (R-Okla.) a The Daily Signal. «Exigimos legítimamente respuestas de los NIH, y estamos comprometidos a responsabilizar a los responsables de esta trágica pérdida de vidas».
Brecheen es uno de los 15 republicanos que firmaron una carta a Lawrence Tabak, director interino de los Institutos Nacionales de Salud, expresando «serias preocupaciones» sobre el estudio.
La carta dice: «Los NIH planean dar más de $10,6 millones para la experimentación en niños y adolescentes hasta 2026, a pesar de la abrumadora evidencia de que los niños en transición química no son seguros».
«Tenemos graves preocupaciones sobre el uso de fondos de los contribuyentes por parte de su agencia para avanzar en experimentos con niños que serán dañados permanentemente por la ideología de género radical», expresó.