Los cristianos que viven en Etiopía quedaron atónitos por un ataque que dejó ocho muertos y tres heridos en una iglesia local.
Los seguidores de Jesucristo fueron víctimas de un ataque con drones que impactó en el templo de la Iglesia del Evangelio Completo, ubicado en la ciudad de Kombolcha.
El ataque fue un capítulo más en la ola de violencia que asola el país debido al enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales contra el grupo radical “Ejército de Liberación Oromo” (OLA, por sus siglas en inglés), que el pasado mes de octubre también se saldó con la muerte de 12 personas más.
Los supervivientes del ataque más reciente fueron rescatados y trasladados a un hospital en Kombolcha. Pero, según uno de los representantes de la iglesia atacada, el panorama para ellos es “sombrío”.
Entre los muertos se encuentran Damena Lika, de 22 años, y Dugasa Wakee, de 21, ambos artistas locales, según información de Puertas Abiertas. El representante de la denominación también confirmó en una entrevista que “las muertes afectaron a civiles y ministros de la iglesia”.
El ataque contra la Iglesia del Evangelio Completo tuvo lugar el día 25, fecha de la Navidad, por el nacimiento de Jesucristo. Desde el incidente, la población abandonó las calles, prefiriendo tener mayor seguridad en sus hogares.
“La inseguridad preocupa a la población, dado el número de civiles directamente afectados. Muchos se vieron obligados a huir de sus hogares y convertirse en desplazados internos en los distritos vecinos”, informó a Puertas Abiertas.
Según la organización, Etiopía ocupa el puesto 39 en la lista mundial de persecución religiosa, siendo el ataque con drones del día 25 solo uno de varios episodios que, lamentablemente, el mundo parece haberse acostumbrado a mirar de brazos cruzados.
“Es de conocimiento público que los líderes de las principales iglesias etíopes fueron elegidos con interferencia del gobierno. Algunas partes de Etiopía son tribales; Se espera que los cristianos que viven en estos lugares formen parte del conflicto tribal. Aquellos que se niegan a luchar se enfrentan a un castigo violento por parte de la comunidad”, dice la organización.