Brett Porter, un joven cristiano de Estados Unidos, experimentó una transformación impactante al caer en la adicción a las pastillas y la heroína, para luego encontrar la redención a través de su fe.
“Tuve una gran infancia. Vivía con mi padre y mi abuela. Mis padres se divorciaron cuando yo era joven. Mi padre y yo teníamos una relación estrecha y única. Practicaba muchos deportes y tenía muchos amigos”.
Durante la universidad, Porter aceptó a Jesús y pasó su juventud por el Reino de Dios. “Estaba conectado con la iglesia e iba a viajes misioneros y disfrutaba de mi nueva vida en Cristo”, recordó.
“Estaba estudiando a tiempo completo, pero también había iniciado un negocio de paisajismo y me estaba yendo muy bien”.
Después de graduarse, Brett continuó con su empresa y comenzó a trabajar muchas horas. Terminó alejándose del Señor. “Comencé a alejarme lentamente de la iglesia, sin querer”, reveló.
“Una tarde, buscando unos equipos en casa de un familiar, encontré unos analgésicos. Estaba trabajando mucho y en realidad estaba un poco adolorido y cansado”, dijo.
“Recuerdo que el Espíritu del Señor me dijo que no hiciera eso. Pensé, ¿qué podría hacer una pastilla? Entonces lo tomé y me gustó esa sensación. Unas semanas después de tomar mi primera pastilla, intenté dejar de tomarla y me enfermé gravemente”.
Brett se volvió dependiente de la medicación. Como las pastillas eran caras, comenzó a robar a miembros de su familia para mantener su hábito.
Como era cristiano, el joven tenía miedo de buscar ayuda y mantuvo en secreto su adicción a las drogas.
“Me asusté porque tenía mucha vergüenza. No quería arruinar mi testimonio. Todavía no quería sacarlo a la luz por miedo a ser juzgado. Poco a poco me fui involucrando cada vez más, todavía creyendo que podía salir de esto”, confesó.
Durante los siguientes 3 años, Brett fue arrestado e ingresado en centros de rehabilitación varias veces. Pronto empezó a consumir una droga más fuerte, la heroína, y su vida estaba siendo destruida.
“Realmente experimenté un nivel de oscuridad que ni siquiera sabía que existía. Me convertí en adicto de la noche a la mañana. Estaba viviendo en mi camioneta, mi papá me echó de la casa. No era bienvenido en las reuniones familiares”, denunció.
“Quería volver a ese lugar donde estaba siendo usado por Dios. Simplemente no sabía cómo. Mi vida estaba fuera de control y por eso recuerdo haberle pedido a Dios que me ayudara”.
El joven adicto contó con la ayuda de Lauren, una amiga cristiana. Ella hizo una oración que cambió la vida de Brett para siempre.
“Una de mis oraciones por él fue que Dios sacara a la luz las cosas que estaban en la oscuridad y que realmente eliminara todo lo que fuera necesario eliminar para que este fuera un cambio duradero”, dijo Lauren.
“El pecado perdió su poder cuando lo saqué a la luz. Cuando comencé a experimentar realmente su amor, su perdón, la verdad de que Él me hace limpio y justo, fue una verdad transformadora para mí”, testificó el ex adicto.
Después de dejar el centro, Brett y Lauren se casaron. Hoy tienen dos hijos. “Dios me dio una familia, que nunca pensé que volvería a tener”.
Y afirmó: “Hay verdadera esperanza cuando empiezas a sacar las cosas a la luz. La comunidad es un regalo de Dios. Sacar las cosas a la luz, ser vulnerable, es donde se encuentra la verdadera libertad”.