En Pakistán un bebé fue asesinado en el vientre de su madre después de que un musulmán intentara abusar de la mujer

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La policía de Pakistán ha rechazado presentar cargos en un caso en el que una madre cristiana perdió a su hijo no nacido cuando un compañero de trabajo musulmán intentó abusar de ella.

“Rakhil Nadeem Masih llevaba 8 meses de embarazo cuando, el 6 de noviembre, un compañero de trabajo la atacó en su casa, cerca del horno de ladrillos en la aldea de Clarakabad, distrito de Kasur, provincia de Punjab”, estas son las palabras de su esposo, Nadeem Masih.

Mientras Masih la llevaba sangrando al hospital gubernamental después de presenciar cómo un compañero de trabajo la pateaba y golpeaba, un médico se negó a firmar el informe médico que indicaba que la violencia había causado la muerte de su bebé. Masih también afirmó que el propietario del horno ejerció influencia sobre la policía.

El defensor de los derechos humanos Napoleón Qayyum expresó al Christian Daily International Morning Star News que este caso representa otro ejemplo de cómo personas influyentes dentro de la comunidad musulmana logran evadir el cumplimiento de la ley.

“El hijo no nacido de la pobre pareja fue asesinado”, dijo Qayyum.

“El informe médico certifica que la mujer fue brutalmente torturada, lo que provocó la muerte del bebé, pero la policía todavía se niega a registrar un Primer Informe”.

Qayyum expresó que había interpuesto una denuncia ante la oficina del Inspector General de Policía de Punjab, sin embargo, no se han registrado avances al respecto.

Masih relató que su esposa, de 25 años, salió de su hogar el 6 de noviembre para botar un poco de basura en el horno, pero se percató de que un compañero de trabajo, identificado únicamente como Chand, la estaba fotografiando con su teléfono. Rakhil Nadeem reprendió a Chand y regresó a su vivienda, pero él la siguió y la atacó.

Chand la golpeó y trató de abusar de ella, relató el trabajador empobrecido, mientras sus tres hijos presenciaban la violencia.

“Rakhil suplicó y suplicó a Chand que la dejara, diciéndole repetidamente que la perdonara a ella y a su hijo por nacer, pero él no escuchó”, dijo Masih al Christian Daily International.

“Estaba trabajando en el horno cuando escuché los gritos de mi esposa y mis hijos. Corrí hacia mi habitación, donde vi a Chand golpeando y pateando a Rakhil, que yacía en el suelo sangrando profusamente”.

Masih declaró: “Hizo un intento por atrapar a Chand, pero este se zafó y salió corriendo”. “Mi preocupación inmediata fue por Rakhil, que se encontraba en muy malas condiciones”, dijo.

“La llevé a un hospital gubernamental cercano con la ayuda de algunos compañeros de trabajo, donde nos dijeron que el bebé había muerto debido al tortuoso ataque”.

Con lágrimas en los ojos, Masih reveló que los médicos tuvieron que realizar una cesárea de emergencia a Rakhil para dar a luz al bebé.

“En ese momento no se me pasó por la cabeza la idea de presentar una denuncia ante la policía de inmediato, porque toda mi atención estaba centrada en el estado de Rakhil”, dijo.

“Ya había perdido a mi hijo por nacer y ni siquiera podía pensar en ver a mis tres hijos perder a su madre”.

Después de que Rakhil volvió a casa, Masih y su padre se dirigieron a la comisaría para interponer una denuncia contra Chand.

“La policía nos pidió que lleváramos el certificado médico-legal del hospital, que era necesario para presentar un primer informe”, dijo Masih.

“Sin embargo, cuando presentamos el certificado, la policía se negó a registrar el caso, diciendo que el certificado no había sido firmado por el médico en cuestión”.

Al volver al hospital, el médico se negó rotundamente a estampar su firma en el documento, expresando:

“Más tarde supe que tanto la policía como el médico habían sido influenciados por el propietario musulmán del horno de ladrillos, Chaudhry Abdul Rehman”, dijo Masih.

“El acusado, Chand, es un hombre de confianza de Rehman, y es debido a su influencia que la policía se muestra reacia a presentar un caso contra Chand y arrestarlo”.

Chand solía hostigar a las trabajadoras cristianas en el horno, y sus quejas nunca fueron atendidas debido a su cercanía con el propietario musulmán, mencionó. Sin embargo, la policía no ha hecho nada y Chand sigue laborando con normalidad, mientras que el esposo de Rakhil se esfuerza por obtener la justicia para su esposa e hijo asesinado.

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