Su padre abusó sexualmente de ella en un sacrificio para Satanás pero fue libre al conocer a Jesús

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Sandy Boyd fue criada en una familia que practicaba la brujería y el satanismo. Cuando estaba pequeña su padre la dedicó a Satanás y a raíz de eso, la vida de la chica fue un caos, hasta que Jesús la liberó.

Boyd relata como estas creencias fueron inculcadas a toda su familia por su abuela, por lo tanto, afirmó que estas prácticas vienen de sus antepasados y pasaron de generación en generación hasta llegar a ella.

Siendo una pequeña niña, según su testimonio, ella y sus hermanas tenían libros de hechicería, muñecos de brujería, hacían conjuros e incluso jugaban con demonios que pensaban que eran sus amigos.

Su padre, adoraba a Satanás y un día el maligno le dijo que requería que sacrificara a su hija. Él en obediencia, hizo lo que le mandaron, así que Boyd perdió su virginidad con su padre debido a un ritual netamente sexual.

Ella se fue de su casa para tratar de llevar una vida diferente. Sin embargo, los demonios la perseguían y agobiada por su caos del pasado, se refugió en las drogas y la prostitución.

A la edad de 18 años, se casó y tuvo un hijo, pero su esposo al saber su «estilo de vida» le pidió el divorcio y además se llevó a su hijo.

Con el pasar del tiempo, la chica se volvió a casar y esta vez tuvo a una niña a la que «tenia que heredarle lo que había recibido de su abuela»,dijo ella sobre una presencia maligna que la acosaba.

Sandy sentía que el problema era ella y no quería transmitirle eso a sus hijos, así que encerrada en su auto decidió suicidarse. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, vio un bulto en uno de los asientos del carro y cuando revisó se dio cuenta de que era una pequeña Biblia, lo cual no era lógico debido a que ese auto anteriormente era de unos traficantes de drogas.

La chica estuvo leyendo la Biblia y encontró la oración de fe, en ese momento la repitió y oró buscando que Dios le diera paz, fue allí cuando sintió que unos brazos la abrazaron y Dios le habló. Dijo,»Yo soy tu Padre. Ve a buscar a tu bebé y yo cuidaré de ti».

Desde esa noche, Sandy fue libre y le entregó su vida a Cristo. Actualmente, vive en paz y tiene un testimonio de perdón y salvación que contar.

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